“…Can we change our attitude towards things? Obviously our attitude can be changed for us by circumstances. In regard to most objects and persons our attitudes, in fact, change almost from day to day. One day we like so-and-so very much and are disposed, in consequence, to act thus and thus; but next day, owing to some change in him or in circumstances affecting ourselves, our attitude has changed, and we are cool where we were warm. Observation of ourselves will easily show how infinitely changeable we are in our attitudes, that is to say, in our emotional responses to things. But the question is: Can we change our attitude voluntarily at our own discretion, without the stimulus of a change in the object? For clearly, if we could do that we should be on the way to becoming masters of our fate, since circumstances can affect us only as we are affectable…”
“…¿Podemos cambiar nuestra actitud hacia las cosas? Es obvio que nuestra actitud puede ser cambiada por nosotros según las circunstancias. De hecho, respecto de la mayoría de los objetos y personas nuestras actitudes cambian casi todos los días. Un día estamos así y así y nos disponemos, consecuentemente, a actuar asá y asá; pero al día siguiente, debido a alguna causa externa o interna, nuestra actitud ha cambiado y somos fríos donde éramos cálidos. La observación de nosotros mismos mostrará con facilidad cuán infinitamente cambiantes somos en nuestras actitudes, esto es, en nuestras respuestas emocionales a las cosas. Pero la cuestión es: ¿podemos cambiar nuestra actitud voluntariamente, a nuestro propio arbitrio, sin el estímulo de un cambio en el objeto? Si pudiéramos hacerlo, estaríamos en la senda de convertirnos en maestros de nuestro propio destino, ya que las circunstancias pueden afectarnos sólo si somos proclives a ello….”